domingo, 14 de julio de 2013

PROBLEMAS PSICOLÓGICOS. OBJETO DE INTERVENCIÓN EN PSICOONCOLOGÍA

La atención psicológica va dirigida tanto a los pacientes como a los familiares, ya que el paciente no suele estar solo, sino acompañado por su familia, y no solo sufre el paciente sino también sus seres queridos.



Al tener presente las diferencias individuales y la particularidad de cada situación, es relevante la exploración inicial para determinar que síntomas, estímulos, situaciones o estados concretos son percibidos por el paciente y/o su familia como una amenaza intensa. Esta percepción actual esta determinada por vivencias pasadas, estilos de afrontamiento, redes sociales, características de personalidad, así como también del tipo de tumor, estadio y otras variables.



Problemas de los pacientes

Se especificarán las problemáticas más frecuentes durante la realización de nuestras prácticas:



A nivel fisiológico:

• Insomnio,

• Pérdida del deseo sexual,

• Tensión muscular,

• Debilidad,

• Fatiga,

• Pérdida de peso,

• Náuseas y vómitos,

• Malestar estomacal,

• Caída de pelo,

• Mareos,

• Fiebre,

• Dolor.

La mayoría de estos síntomas o problemas fisiológicos aparecen como consecuencia de los tratamientos implementados para curar o mantener controlada la enfermedad.



A nivel cognitivo:

• Sentimientos de inutilidad y vulnerabilidad personal,

• Dificultades en la toma de decisiones,

• Anticipación de situaciones amenazantes,

• Percepción de rechazo ante su imagen corporal,

• Creencias inadecuadas (especialmente frente al cáncer y los tratamientos),

• Presencia de criterios desajustados de evaluación de actividad (catastrofismo, negativismo, universales de todo o nada),

• Uso excesivo de la negación, como estrategia de afrontamiento.

• Dificultad de atención y concentración,

• Indefensión,

• Sensación de pérdida de control,

• Percepción de constates amenazas a la autoestima,

• Presencia de ideas recurrentes relacionadas con la muerte,

• Uso de la preocupación ansiosa como estrategia de afrontamiento,

• Pensamientos automáticos desajustados y recurrentes.



Estos problemas cognitivos se asocian con la pérdida real de la salud, la conciencia de enfermedad grave y la presencia de las alteraciones fisiológicas anteriormente descritas. Asimismo están relacionadas con la hospitalización, tratamientos, características previas de personalidad y vivencias anteriores, como también con la modificación de los roles sociales y estilos de vida anteriores a la enfermedad.



A nivel socio-emocional:

• Modificación de la actividad cotidiana,

• Estado de ánimo inadecuado para afrontar situaciones de amenazas (ansiedad, tristeza, hostilidad, miedo, culpa, negación, retraimiento),

• Miedo al dolor, a la pérdida de autonomía funcional, a ser una carga, a lo desconocido durante el proceso, temor a los fallos técnicos,

• Presencia de estados emocionales y conductas relacionadas con duelos (dejar de estar sano, cambio de actividades, cambio de las relaciones, estilo de vida, pérdida de ciertos roles sociales, etc.),

• Falta de estímulos, de relaciones sociales.



A nivel conductual:

• Dificultades en las habilidades sociales,

• Falta de actividad física, con la consecuente pérdida de masa muscular, que incapacita aún más a llevar a cabo cualquier tipo de movimiento. Repercute directamente en el cansancio, temblores y sensación de inestabilidad o de pérdida de equilibrio.

• Disminución de las conductas de auto- cuidado y arreglo personal,

• Evitación o disminución del contacto con actividades distractoras y/o gratificantes,

• Aumento de sobreprotección de los cuidadores,

• Evitar comer ciertos alimentos,

• Dificultades en la adherencia al tratamiento.



Es de importancia mencionar que, en primer lugar, para realizar cualquier tipo de intervención con el paciente, se deben controlar los síntomas físicos, como primordial el dolor y una vez realizado esto es cuando el paciente se encuentra en posición de involucrarse en la intervención e identificar los asuntos que desea mejorar, así como asumir los temores más profundos y tratar de enfrentarlos, promoviendo una manera más adaptativa de confrontar la situación actual.









Problemas de los familiares



El impacto de la enfermedad afecta profundamente los contextos psicológicos, sociales y culturales del sistema familiar. De esta manera, aún cuando el enfermo es quien recibe las consecuencias físicas de esta dolencia y de su tratamiento, las consecuencias psicosociales repercuten en todo el sistema familiar.



Es necesario considerar las características de cada familia, ya que algunas son más vulnerables que otras al impacto de los estresores que se activan a raíz de la enfermedad y sus tratamientos. Así, una enfermedad crónica como el cáncer plantea demandas adicionales sobre el sistema familiar completo.



A continuación plantearemos algunas las problemáticas más frecuentes observadas durante el ejercicio de nuestras prácticas:

• El sistema familiar en su totalidad, colocando en posición relevante al cuidador (res) puede manifestar agotamiento físico y emocional, labilidad emocional, depresión, trastorno de ansiedad, problemas de conducta de consumo abusivas, alteraciones en el sueño, alteraciones en el apetito y peso, síntomas hipocondríacos, conducta dependiente, problemas laborales, etc.

• Es de importancia tomar en consideración el lugar o rol del paciente en la familia, ya que generalmente existe un cambio de roles. Así, si la afectada es la madre, probablemente el cónyuge y sus hijos tendrán que asumir las tareas domésticas durante el tiempo que dure la administración de los tratamientos.

• La conspiración al silencio, que se define como “un acuerdo implícito o explícito de alterar la información al paciente por parte de familiares, amigos y/o profesionales sanitarios con el fin de ocultarle el diagnóstico y/o pronóstico y/o gravedad de la situación” (Arranz, Barbero, Barreto, y Bayés; 2003).

• Con respecto a las relaciones de pareja, se hace recurrente el temor a la ruptura. La falta de comunicación, la dificultad en las relaciones sexuales, la tristeza y los sentimientos de impotencia en el cónyuge sano pueden explicar este problema.

• Diversos estudios demuestran que la prevalencia de trastornos emocionales (básicamente ansiedad y depresión) es la misma en familiares de pacientes que en los propios afectados. Es por ello que se suele denominar al familiar paciente “de segundo orden”. Además, tiene la presión del entorno de no desahogarse de su sufrimiento. Se supone que tiene que ser “fuerte” y aguantar la dolorosa situación de tener un familiar con cáncer.

• Muchas familias se aíslan del entorno a raíz de la experiencia desagradable. Así, el aislamiento social es algo relativamente frecuente tanto en el paciente como en su familia. La enfermedad “gasta” sus energías en atender las nuevas necesidades creadas, por la enfermedad y el tratamiento.

• Claudicación familiar, ello hace referencia a la incapacidad de los miembros de la familia para ofrecer una respuesta adecuada a las necesidades del paciente y puede resultar en el abandono emocional del paciente y ausencia o deterioro en los cuidados prácticos del mismo.

• Duelos familiares, estos hacen referencia a la pérdida de la salud de uno de sus miembros, pérdida de roles y pérdida real del paciente.

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